La gente de mar y el mantenimiento del buque escuela
25-4-2014 | Cumplen una diversidad de tareas que implican constancia, empeño y una fuertevocación marinera.
En navegación - Entre la tripulación, el personal de la especialidad mar integra el Departamento Cubierta, se los conoce por las maniobras de vela subidos a los palos y se los recuerda por el empeño y constante trabajo que hacen de proa a popa ocupando cada rincón metiendo mano para lustrar, lijar, pintar, revestir y limpiar.
Entre sus responsabilidades está el pintado de la superestructura del buque escuela, el lustre de todos los bronces, la puesta a punto de los bancos de madera, y la limpieza general de todo lo que asoma en cubierta. A eso se suman los trabajos particulares que requieren las velas, que van desde coserlas después de ser azotadas por la fuerza de los vientos hasta renovar cada marchapies gastado de tanto caminar sobre los palos para aferrar, desaferrar, cazar o cobrar velas.
Entre todas las tareas que se realizan en la cubierta, se destacó la labor que implicó recuperar para poner en servicio la falúa a remo de madera y la lancha. Para ello fue necesario un trabajo minucioso, artesanal y calificado.
La primera tarea estuvo a cargo del personal del palo Mayor. Con la supervisión y mano de obra del contramaestre, suboficial primero Sergio Blampied, participaron el encargado de la falúa, cabo primero Alejandro Carabajal, y cuatro integrantes del palo Mayor. Para llevarla a cabo se aplicó el procedimiento de calafateo, un trabajo específico para embarcaciones de madera que no es muy común en la actualidad.
La falúa se utiliza para desembarco de personal y adiestramiento de guardiamarinas y cabos. El procedimiento del calafateo comprende limpiar las hendijas del tingladillo para luego cubrirlas nuevamente con pabilos que se enmascaran con un líquido adherente finalizando con un sellado. Eso evita cualquier filtración de agua. En este caso se trabajó sólo sobre superior de la embarcación llamadas tracas de aparadura y de atracadura.
El contramaestre Blampied supervisó y también metió mano a la obra, transmitiendo las técnicas que aprendió en 1995 durante su primera navegación a bordo del buque escuela, cuando era cabo segundo. El destino y sus méritos lo llevarían a pisar la cubierta de la Embajadora de los Mares cinco veces más.
Esa experiencia ganada con los años fue la que compartió ahora con sus subalternos como antes lo hicieron con él. Al mismo tiempo comentó que las tareas de mantenimiento son planificadas y que para el caso de estas embarcaciones se hace generalmente cada cuatro o cinco años debido al desgaste que sufren por estar expuestas a la sal del mar, la inclemencia climática y los rayos del sol.
La otra embarcación que recibió atenciones estuvo a cargo de la gente del palo Mesana, con la supervisión y trabajo de su contramaestre, el suboficial primero Pedro Ortega. Él, junto con el encargado de la lancha, cabo primero José Benítez, el cabo primero Sebastián Díaz y el cabo segundo Miguel Gilli, se ocuparon de efectuar el recambio de bancada, bajada y piso del interior de la lancha N°1, utilizada para desembarco y traslado de las autoridades de a bordo.
En esta embarcación se hizo a nuevo y por completo el revestimiento interior. Con una precisión excepcional se trabajaron tablas de madera que se cortaron a medida, lijaron y emprolijaron, para ser colocadas luego de varias jornadas a doble turno donde no faltó la compañía del mates y la música. Los resultaron quedaron a la vista en ambas unidades, como también el mérito de transmitir los conocimientos a los más jóvenes respecto de los trabajos de mantenimiento que desde hace décadas desarrollan los hombres de mar.
Entre sus responsabilidades está el pintado de la superestructura del buque escuela, el lustre de todos los bronces, la puesta a punto de los bancos de madera, y la limpieza general de todo lo que asoma en cubierta. A eso se suman los trabajos particulares que requieren las velas, que van desde coserlas después de ser azotadas por la fuerza de los vientos hasta renovar cada marchapies gastado de tanto caminar sobre los palos para aferrar, desaferrar, cazar o cobrar velas.
Entre todas las tareas que se realizan en la cubierta, se destacó la labor que implicó recuperar para poner en servicio la falúa a remo de madera y la lancha. Para ello fue necesario un trabajo minucioso, artesanal y calificado.
La primera tarea estuvo a cargo del personal del palo Mayor. Con la supervisión y mano de obra del contramaestre, suboficial primero Sergio Blampied, participaron el encargado de la falúa, cabo primero Alejandro Carabajal, y cuatro integrantes del palo Mayor. Para llevarla a cabo se aplicó el procedimiento de calafateo, un trabajo específico para embarcaciones de madera que no es muy común en la actualidad.
La falúa se utiliza para desembarco de personal y adiestramiento de guardiamarinas y cabos. El procedimiento del calafateo comprende limpiar las hendijas del tingladillo para luego cubrirlas nuevamente con pabilos que se enmascaran con un líquido adherente finalizando con un sellado. Eso evita cualquier filtración de agua. En este caso se trabajó sólo sobre superior de la embarcación llamadas tracas de aparadura y de atracadura.
El contramaestre Blampied supervisó y también metió mano a la obra, transmitiendo las técnicas que aprendió en 1995 durante su primera navegación a bordo del buque escuela, cuando era cabo segundo. El destino y sus méritos lo llevarían a pisar la cubierta de la Embajadora de los Mares cinco veces más.
Esa experiencia ganada con los años fue la que compartió ahora con sus subalternos como antes lo hicieron con él. Al mismo tiempo comentó que las tareas de mantenimiento son planificadas y que para el caso de estas embarcaciones se hace generalmente cada cuatro o cinco años debido al desgaste que sufren por estar expuestas a la sal del mar, la inclemencia climática y los rayos del sol.
La otra embarcación que recibió atenciones estuvo a cargo de la gente del palo Mesana, con la supervisión y trabajo de su contramaestre, el suboficial primero Pedro Ortega. Él, junto con el encargado de la lancha, cabo primero José Benítez, el cabo primero Sebastián Díaz y el cabo segundo Miguel Gilli, se ocuparon de efectuar el recambio de bancada, bajada y piso del interior de la lancha N°1, utilizada para desembarco y traslado de las autoridades de a bordo.
En esta embarcación se hizo a nuevo y por completo el revestimiento interior. Con una precisión excepcional se trabajaron tablas de madera que se cortaron a medida, lijaron y emprolijaron, para ser colocadas luego de varias jornadas a doble turno donde no faltó la compañía del mates y la música. Los resultaron quedaron a la vista en ambas unidades, como también el mérito de transmitir los conocimientos a los más jóvenes respecto de los trabajos de mantenimiento que desde hace décadas desarrollan los hombres de mar.
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